El verano y los días de calor están marcados por terrazas, salidas y playas con personas brindando al sol. Sin embargo, la combinación de alcohol y calor puede volverse peligrosa: el consumo de bebidas alcohólicas aumenta, y sus efectos se multiplican con las altas temperaturas: deshidratación, golpes de calor y mayor riesgo de accidentes.
Te explicamos cómo el calor intensifica los efectos nocivos del alcohol en el cuerpo y qué alternativas existen para refrescarse de forma saludable.
Beber alcohol bajo el sol puede dar una sensación momentánea de frescor, pero en realidad interfiere en la termorregulación corporal: provoca vasodilatación y hace que el cuerpo pierda líquido de forma más rápida. Al ser diurético y hace que se sude más, en días de calor puede deshidratar mucho antes. Se pierden agua y sales, el corazón se acelera para compensar, y con el organismo sin poder enfriarse bien, aumenta el riesgo de golpe de calor.
Importante: el alcohol no hidrata, más bien lo contrario.
Ninguna bebida alcohólica sustituye al agua contra el calor. De hecho, beber con altas temperaturas provoca que la temperatura corporal suba a niveles peligrosos (por encima de 4 °C) porque agrava la deshidratación. Por eso puede ser normal acabar con dolor de cabeza, náuseas y agotamiento. Y si coincide una ola de calor, el peligro se multiplica.
Baja percepción del riesgo
El alcohol nubla la mente y los reflejos, creando una sensación de falsa seguridad. Con el calor se reduce todavía más la capacidad de concentración y de coordinación, lo que puede aumentar los accidentes.
Las autoridades recuerdan que incluso poco alcohol al volante provoca una disminución de los reflejos, incrementando la posibilidad de errores al volante.
En el agua pasa algo similar, ya que el alcohol reduce la coordinación y la capacidad de juicio en el agua. Estudios indican que entre el 30% y el 70% de las víctimas de ahogamiento tienen una concentración de alcohol en sangre medible y que entre el 10% y el 30% de las muertes por ahogamiento son atribuidas al consumo de alcohol.
En resumen, la combinación de alcohol y calor hace que se sea menos consciente del peligro y provoca más imprudencias.
Alternativas refrescantes
La demanda de opciones sin alcohol crece: Hoy existen muchas opciones deliciosas sin alcohol que permiten brindar y disfrutar sin exponer la salud. Estas opciones permiten refrescarse sin una gota de alcohol.
- Mocktails o cocteles sin alcohol,
- Limonada casera,
- Té helado,
- Granizados o batidos de fruta natural,
- Infusiones frías de plantas o frutas,
- Cervezas cero alcohol.
Si insistes, hazlo con moderación
Hidratarse. Intercalar agua con las bebidas alcohólicas. El agua es la mejor aliada contra el calor; el alcohol, en cambio, deshidrata.
Ponerse límites. No se debe superar 1-2 UBE (Unidades de Bebida Estándar) al día. Una UBE aproximadamente equivale a 100ml de vino, 300ml de cerveza o 30ml de licor. Recuerda que no existe un nivel «seguro» de consumo: cuanto menos, mejor.
Es importante recordar que el alcohol puede afectar de forma negativa a la calidad del sueño y que supone un sobreesfuerzo para el corazón en condiciones de calor intenso.
Si decides consumir alcohol, hazlo con moderación y responsabilidad: tu cuerpo lo agradecerá cuando suban las temperaturas.
Mantener la hidratación, protegerse del sol y utilizar crema solar y moderar la ingesta de alcohol son la receta para un verano seguro y sin contratiempos.